La longevidad del vino: el factor determinante
A cada vino le corresponde un paladar, un gusto, un momento en nuestras vidas. Para encontrar todos los sabores jugamos con la longevidad y el tiempo de maduración del producto. Por ejemplo, los vinos tintos jóvenes (de 2 a 3 años) rápidamente adquieren su frescura, sabor afrutado y color vibrante característicos mientras que los de la categoría de
Crianza deben envejecer durante 12 meses en barril y después el mismo tiempo en botella; así conseguimos su sabor tan distintivo.
El promedio de tiempo para considerar que un vino es óptimo es de 5 a 6 meses de maduración en la botella; pasado este período el vino cambia y las notas frescas reemplazan a las más maduras.
Acompaña tus comidas con el vino más adecuado para la ocasión
Un gran mito: “el vino blanco es para el pescado y el tinto para carne”. Es muy popular esta creencia, pero nuestro equipo de expertos gastronómicos y enólogos concluyen que no son los colores la clave del éxito, sino las texturas de la comida y la bebida.
Lo vemos con los vinos intensos del Priorat, unos de nuestra joya de la corona, que casan a la perfección con las carnes magras o los vinos Odysseus Garnacha Blanca que son una auténtica exquisitez para acompañar con el sashimi de atún. Un último consejo: probad a marinar pescado con un vino tinto de Rioja. ¡Los contrastes de sabores harán que vuestro plato sea una delicia gastronómica!